Las boquillas de spray pulverizadoras se encargan de transformar la energía total de una sustancia en energía cinética, la cual se utiliza para desintegrar el líquido en partículas diminutas y distribuirlas en la superficie de manera uniforme, según los requerimientos particulares del cliente.
En algunas ocasiones, esa energía puede ser usada para hacer que penetre con fuerza u obtener un caudal variable en relación con la presión, que se calcula a través de tablas que proporcione el fabricante. Indudablemente, es una pieza versátil que se adapta a las necesidades de cada industria.
Tipos de boquillas
Los encargados de diseñar este producto, por lo general, se centran en crear cuatro diferentes boquillas:
- Tipo A o aspersión cono vacío: las moléculas se distribuyen para formar un cono, por lo que el área cubierta por el fluido en un plano perpendicular es una circunferencia. El diámetro es proporcional a la distancia entre la boquilla y su ángulo.
- Tipo B o Aspersión Cono Lleno: la parte interna del cono está llena de líquido y, en este caso, dibuja un círculo con las mismas condiciones que la anterior.
- Tipo C o Aspersión Chorro Plano: creo una elipse alargada cuyo ancho es en función de la distancia entre la boquilla y la zona que cubre.
- Tipo D o atomizadores: mezcla el aire comprimido con el líquido, logrando una fina atomización.
Hay que tener en cuenta que el impacto de una pulverización está sujeto al caudal, la presión y la forma del chorro. Por eso, las boquillas con efecto rectilíneo y plano alcanzan mayor fuerza, mientras que las de cono lleno y cono vacío de gran ángulo de aspersión son más débiles.
Antes de invertir en estas herramientas, deberá buscar asesoramiento profesional en una compañía con dilatada experiencia. De esta manera, podrá ser eficiente en su desempeño y los procesos involucrados.